miércoles, 5 de septiembre de 2012

Yo veré la corrida de TVE pero...

Pero el problema taurino de este país no se soluciona con la imposición de festejos en la Televisión Pública, para el aficionado taurino la noticia es mayúscula y beneficiosa, nada menos que poder ver en directo a El Juli, Manzanares y Talavante con toros de Victoriano del Río desde la Plaza de Valladolid.

Esta novedad no implica que la cosa cambie, desde RTVE ya se ha manifestado la intención de retransmitir varias corridas al año, siempre de manera puntual y obedeciendo a criterios de importancia (así que el antitaurino podrá estar tranquilo, no todos los domingos habrá toros).

El problema para el taurino viene con el convencimiento del punto de inflexión que esta decisión marca, viéndola como beneficiosa, y es que, para que TVE recupere hoy los toros, ha sido necesaria la cesión de los derechos televisivos tanto de los toreros como del empresario, por tanto perdiendo dinero en pos de una publicidad magnífica para la tauromaquia que brinda la televisión de todos los españoles.

Porque el mundo del toro se ha dado cuenta demasiado tarde de la situación de crisis económica que atraviesa el país, porque en su lamentable autocomplacencia, ha preferido pensar que los problemas de la crisis en el mundo del toro son sólo un producto de los cambios de gustos de la afición, de los nuevos tiempos y generaciones que rechazan la tauromaquia y de la oposición frontal de ciertos grupos políticos. Y sintiéndolo mucho, por ahí no paso.

El mundo del toro está en crisis porque ir a las plazas es caro, en Ferias y fuera de ellas, con el IVA la cosa va a ir a peor, porque hemos comprobado este año los precios de los asientos en algunas de las Ferias más señaladas del país como las Corridas Generales de Bilbao Precios de los asientos en Bilbao.
En San Sebastián, Precio de los asientos en Donosti.
O en Málaga. Precio de los Asientos en Málaga
Y los nuevos precios que ostentará Madrid. Precios de los asientos en Madrid.

No son precios baratos para un espectáculo al que en los últimos años, se acude con más fe que con seguridad en lo expuesto, el empresario, el torero y el ganadero, se aprovechan de la situación en que vive el mundo del toro para justificar sus tropelías sistemáticas, abusando de un aficionado fiel que acude a los toros porque se siente parte de una fiesta que no quiere que se acabe, pero ya se empiezan a dar visos del cansancio del aficionado, sin ir más lejos, por primera vez en mucho tiempo, Madrid no cubrirá todos sus abonos de la Feria de Otoño después de publicar un cartel con corridas algo vacías.
La despedida de El Fundi en otro Otoño sin figuras vía El Mundo.

Y es que empezando por el ganadero, ese ganadero que se dedicó en los ochenta a comprar el encaste Domecq a precio de oro, hasta conseguir que hoy se haya convertido cualquier Feria en un paseo de monoencastes de juampedros, toros bien presentados y hechos, cortos de fuerza tras las varas en su mayoría y con cierta nobleza, descastados pero con cierta movilidad. Ese ganadero que ha conseguido gracias al empeño de muchas figuras en dedicarse a la cría y cuidado de reses aptas para el torero divo, que no implique más riesgos de los propios de la profesión, toros incapaces de levantar la cabeza y de brincar, que al fin y al cabo, nadie quiere pero que son propios de ganaderías más aguerridas.

Ese torero dividido en escalafones, convertido en el auténtico jefe de la fiesta, lo que en principio debiera ser normal porque a ellos les corresponde el arte, se ha convertido en los jefes de la fiesta por ser los que finalmente que toros lidian y en que plazas, esos toreros que cuando vienen mal dadas no se manchan la taleguilla y esos otros toreros que una vez obtenido su plaza en el escalafón, obvian sus orígenes y renuncian a bajar ningún peldaño a pesar de vivir de rentas.

Porque entre toreros y empresarios, nos encontramos intereses políticos de dudosa transparencia que hacen apología de lo antitaurino para recortar "gastos en festejos" cuando las ferias en su mayoría cumplen con el balance de ingresos gastos, aprovechando el tirón antitaurino para arrancar cuatro votos más, o para demostrarse en sus CCAA que ellos son menos españoles que los otros, porque es extremadamente fácil convertir un espectáculo en un fiesta de significación nacional y intentar abolirla con esa justificación.

Porque a ese torero se lo encuentra el empresario, el empresario en parte sumiso a las exigencias del maestro pero que luego exige al aficionado altísimos precios porque hay demasiado que pagar y poco de donde sacar beneficio, cumpliendo con toreros, televisiones y ganaderos, el margen cada vez se reduce más, ese margen al que se somete al buen taurino que acude con alegría al espectáculo, con optimismo de ver por fin algo distinto, con ganas de orejas y olés y que sin embargo, tarde tras tarde se va con la cabeza gacha comentando algunos lances de la corrida que no dio para más.

A los que no quiero mencionar es a los de siempre, pero debo hacerlo, con su característico sentimiento de especialidad, está claro que para ellos la televisión pública no es para todos y ellos deciden lo que emitir.
Desde Cataluña piden la desconexión durante la emisión de corridas de toros

Y es que seguir justificando el fin de la fiesta de los toros por elementos exclusivamente ajenos como los políticos, los antitaurinos o la crisis económica es una necedad propia de ciegos que no quieren asumir su parte de culpa en un espectáculo que ellos crean y promueven, donde torero, ganadero y empresario son los elementos fundamentales del buen funcionamiento del arte de los toros y esperemos que siga así por muchos años.

Fuerza esta tarde, maestros!

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