sábado, 16 de febrero de 2013

Apelando al orgullo NBA: Rookies vs Sophomores.

Hablamos de baloncesto, de NBA, de la mejor liga del mundo y de jugadores prometedores y hablamos de un negocio muy bien montado como el All Star Weekend. ¿Entonces qué falla para que año tras año el partido de rookies (jugadores de primer año) y sophomores (de segundo año) ahora mezclados y seleccionados por dos grandes del baloncesto como Shaq y Barkley se convierta en un correcalles sin intensidad, defensa o la más mínima intención de competitividad?. En ese correcalles, ganó el equipo de Barkley por 163 a 135 al equipo Shaq, siendo el MVP el ala pívot de Denver Nuggets, Kenneth Faried con 40 puntos y 10 rebotes y con la participación española de Ricky Rubio, con 5 puntos y 10 asistencias, ambos en el equipo de Barkley.

Mejores Momentos del partido Rising Rookies Challenge 2013. Vídeo: Youtube/Nba


La NBA ha ido variando el formato desde el partido de rookies de la misma Conferencia, pasando por el partido rookies contra sophomores desde la temporada del lockout hasta el formato que tenemos hoy en día, dos equipos mezcla de novatos de primer año con jugadores de segundo seleccionados por la NBA y que se draftean para el partido. Por segundo año, Shaquille O'Neal y Charles Barkley como General Managers. Quizás aquí ya empiece el problema, necesitar el circo que se monta en este draft además de recurrir  a dos exjugadores que todo el mundo reconoce como populares, amables y perfectos conocedores del show NBA hace que el partido ya esté devaluado. Si la liga necesita a Shaq y Barkley como reclamos en un partido de jóvenes promesas es que el partido o las promesas no están a la altura y se requiere montar un espectáculo suplementario como el de los entrenadores. Parece que en este partido los jugadores pasan a un segundo plano, y en ocasiones, parece que merecido.

Mejores Momentos de Ricky Rubio Vídeo: Youtube/NBA


¿Pero por qué el Rookie Challenge pierde intensidad y aficionados con cada año?. Se supone que son los jugadores más prometedores de la NBA y que deben y quieren demostrar porqué están allí. ¿Qué falla?.
Pues falla la falta de compromiso y de sana rivalidad, a lo que el formato de mezcla no está contribuyendo en absoluto. La vuelta al partido de rookies contra sophomores podría renovar el enfrentamiento entre generaciones donde cada equipo pretendía demostrar a la liga y a los aficionados que su selección de Draft y su generación es mejor. 
Recuperar el partido de rookies entre conferencias provocaría olvidar a los sophomores pero si sería factible un partido entre conferencias con jugadores de los dos años pero quizás no diera cabida a todos los que merecen ir. Aún así, 12 jugadores por equipo, seis de cada año y el aliciente de competir por la conferencia podría añadir intensidad al partido.

Draft entre Shaq y Barkley. Vídeo:Youtube/NBA

Si se persiste en el formato de jugadores de ambos años y conferencias mezclados, se pierde el aliciente de representar a algo, simplemente a un equipo drafteado para la ocasión en el que los aficionados díficilmente recordarán a sus integrantes, sin embargo, el valor añadido de representar a tu generación o a tu conferencia puede hacer brotar de nuevo la intensidad de este partido, haciendo que los jugadores demuestren quienes son y a quién representan.

El Show de Mannymal Faried. Vídeo: Youtube/NBA

Y además con el pero añadido de depender de las clases del draft donde según que año pueden faltar pivots de nivel o jugadores versátiles que acaban propiciando que el partido sea un duelo de guards y small forwards pero esto ya es un problema común no sólo en el partido sino en la NBA durante estos últimos años

La NBA se debe poner manos a la obra para retomar el prestigio de este partido y que no se convierta en la farsa baloncestística del viernes que hace que muchos espectadores se planteen siquiera verla. El título de MVP o la participación en este partido se han convertido hasta para los jugadores no en una forma de orgullo y de reinvidicación si no en una selección formal de su capacidad pero sin considerarlo un prestigio.

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